Publicación original: Boletín Asociación Amigos de Lolo nº 66 de diciembre de 2010. Poema original de Dª Flory Sánchez Gómez, de Coria-Cáceres.
Hoy no traemos un texto en prosa como suele ser lo habitual que describa alguna característica de la vida de Lolo. No. Hacemos lo propio con un poema que llega, como suele pasar con la poesía, hasta lo más hondo del corazón de nuestro amigo.
Es cierto y verdad que Lolo fue como arcilla que, en las manos de Dios, llegó a modelar un ejemplo a seguir lleno de alegría y gozo. Por eso superó todo lo insuperable y llenó de vida un cuerpo muy afectado.
Dice el poema, en un momento determinado, que Lolo hizo un triunfo de sus sufrimientos. Y, en efecto, fue capaz (que dadas sus circunstancias es mucho y más que mucho) de sobrenadar lo insobrenadable (si se puede decir así que, en su caso, se puede)
Fuiste sombra de Dios en tu retiro
y heraldo de tu paz; testigo fiel
de esa fe que llenó tu vida entera,
y fuiste arcilla pura entre sus manos;
Fue corto el tiempo de vivir tu vida
impregnada de amor y alegría serena;
supiste transformar el estrecho camino
en esforzada y verdadera senda.
Una ofrenda fue tu cuerpo malherido
y ojos sin luz alumbran tu ceguera.
Tu entrega fue total, dura y heroica;
el dolor se esfumaba en la tiniebla
y daba paso a un resplandor divino
que llenaba tu casa siempre abierta,
al corazón herido del hermano
buscando en ti el sosiego, sintiendo
tu presencia.
Una perenne entrega fue tu vida
a ese Dios cuya imagen tú reflejas;
y un triunfo hiciste de tus sufrimientos.
Nunca empañó tu vida la tristeza.
Fue tu casa la antesala del Cielo
y Linares testigo de tu historia;
la de Manuel Lozano; Lolo para los suyos
que transformó el dolor en su victoria.