Publicación original: Boletín Asociación Amigos de Lolo nº24, abril de 2000

por el P. Rafael Higueras Álamo, Postulador de la causa de Beatificación y Canonización de Lolo

Ciertamente, ahora que estamos en el año del Señor de 2023, todo lo que conocemos de Lolo enriquece nuestro corazón porque él supo hacer que, eso, se enriqueciera el de aquellos que lo conocen. Sin embargo, antes de todo esto, se produjo, por decirlo así, un principio.

Este artículo no lo escribe, aun haciéndolo, alguien que conociera simplemente a Lolo como amigo. No. Lo escribe quien conoció a nuestro amigo los últimos años de su vida y que, no por casualidad, fue el postulador de la causa de Beatificación de Lolo y, ahora, lo es de la Canonización.

Con las palabras que traemos aquí del P. Rafael Higueras Álamo podemos conocer cómo fue aquel momento en el que la curación de un niño por parte de la intervención de Manuel Lozano Garrido, Lolo (entonces era un católico con mucha fama de santidad) dio paso a un proceso. Pero es que, además, lo explica todo de forma muy didáctica y cercana a los que no conocemos todo esto.

La invitación de Jesús en el Evangelio «Sed perfectos como vuestro Padre Celestial» (MI. 5, 48) encuentra un eco maravilloso en el Concilio Vaticano II en el principal de los documentos del mismo, que trata sobre la Iglesia. Un capítulo íntegro se dedica a la vocación universal a la santidad.

En los comienzos de la Iglesia, el seguimiento radical del Evangelio suponía con mucha frecuencia llegar al martirio, al derramamiento de la sangre. Son muchos los mártires de todas clases en aquellos primeros siglos: obispos y seglares, sacerdotes y vírgenes, casados o solteros. Los mártires son los mejores testigos del Evangelio.

Al concluir la época de las persecuciones, la invitación al seguimiento radical de Jesucristo, se hace de otro modo: con la heroicidad de las virtudes en el cumplimiento de la voluntad de Dios.

Son incontables los hombres y mujeres que a lo largo de los siglos con estilo sencillo y anónimo han seguido detrás del Señor, en razón de esa vocación universal a la santidad.

Pero el hecho de que el Vaticano haya puesto de relieve esta «llamada a todos» nos hace reflexionar que el honor de los altares es también (debe ser también) para los seglares, para cualquier bautizado que haya intentado en su vida vivir hasta la perfección heroica el camino de las virtudes cristianas.

Este es el caso de un joven de A.C., paralítico en una silla de ruedas durante muchos años, ciego al final de su vida, escritor, periodista, y apóstol con la juventud.

La Diócesis de Jaén se enorgullece de este joven, Manuel Lozano Garrido, «Lolo», como familiarmente es conocido, cuyo proceso demostrativo de virtudes heroicas ya está en estudio en el Vaticano.

Pero llegar a la proclamación de santidad de un cristiano es fruto de la confluencia de «tres voces»: la voz del pueblo cristiano, la voz de la Iglesia jerárquica y la voz de Dios.

La voz del pueblo cristiano, se manifiesta en la fama de santidad de un siervo de Dios. En el caso de Lolo, la Asociación de amigos, formada en su mayoría por seglares que le conocieron, es la «actora del proceso», es decir, quien actúa recogiendo los testimonios de esa fama de santidad. Y es tanto más digno de resaltar que un grupo de seglares sea quienes se sientan miembros activos de esta tarea.

La voz de la Iglesia Jerárquica actúa a través de los tribunales diocesano y vaticano, con un rigor y exigencia que prueba la seriedad y delicadeza de un proceso de canonización. Para ello se publica la «demostración» de virtudes heroicas, tomando las pruebas de la fama de santidad testimoniada ante los tribunales.

La voz de Dios se manifiesta a través de los favores y milagros del siervo de Dios.

Este paso final es el que ahora comienza: el proceso riguroso por el que una determinada curación pueda ser considerada como «milagro».

El pasado día 21 de Enero, en el Seminario diocesano, tuvo lugar el Acto de apertura del Proceso «super miro» atribuido al Siervo de Dios Manuel Lozano Garrido.

El acto solemne, presidido por el Sr. Obispo D. Santiago García Aracil, consistió fundamentalmente en la petición que el Vice-Postulador D. Carlos Martínez Marín hacía para introducir el Proceso sobre posible milagro.

Juraron sus cargos los miembros del Tribunal designado, que está constituido por el Sr. D. Jesús Simón Peinado Mena, como Juez Delegado; D. Manuel Peña Garrido, como Promotor de Justicia; Da María Dolores Vaca Martínez, como Notaria Actuaria; y el Dr. D. Ambrosio Pulpillo Chiclana, como Perito Médico, así como el Vice-Postulador, D. Carlos Martínez Marín.

Durante el intermedio del acto, se dio lectura a varios textos del Siervo de Dios Manuel Lozano Garrido, y la Coral Municipal de Jaén interpretó el Himno de la Diócesis de Jaén.

La tarde del día 21, en el propio Seminario, se instaló una exposición de libros y objetos de Lolo, entre los que destacaba el Crucifijo, que tenía en sus manos Lolo al morir y que se puso bajo la almohada del niño curado; también podían contemplarse las pequeñas cajitas en que el Siervo de Dios repartía clandestinamente la Comunión durante la guerra, antes de su enfermedad.

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