Es un verdadero gozo que un periodista como Lolo escriba, nada más y nada menos, que su viaje a Lourdes. Es, seguramente, la mejor forma de entender lo que supone todo lo referido a aquel lugar de fe profunda y necesaria.

Es un verdadero gozo que un periodista como Lolo escriba, nada más y nada menos, que su viaje a Lourdes. Es, seguramente, la mejor forma de entender lo que supone todo lo referido a aquel lugar de fe profunda y necesaria.
Gracias a esta labor de publicación de los artículos que Lolo dio a la luz del mundo nos llegan personas como el sacerdote francés de seudónimo Pierre L’Ermite. Y damos gracias a Dios, aquí mismo, por esta gracia.
Cuando a Manuel Lozano Garrido se le “ocurre” (bendita ocurrencia) la creación de la Obra Sinaí estamos seguros que sabía que Dios andaba detrás de ella. Y por eso la fecundidad de la misma que llega, tantos años después, hasta hoy mismo.
Podemos imaginar que más de uno que condujo al Hijo de Dios hacia Getsemaní no sabía mucho de su persona. En verdad no sabía lo que hacía. Y eso es aquí primordial porque la Cruz de Cristo no fue comprendida por muchos.
A partir de una noticia que puede ser terrible como la de un incendio a gran escala, sólo quien tiene un corazón grande es capaz de construir un relato donde la presencia de Dios y de su Espíritu Santo tiene su total cabidad y realidad.
Nada mejor que reconocerse a uno mismo y saber cómo se es y en qué circunstancia se está. Y lo mejor de todo es si de eso se hacer oración y se ofrece por santas intenciones. Entonces es, como se dice en la Biblia, miel sobre hojuelas.
En este diario de Lolo del otoño de aquel año, 1962, se hace notar que, muy a pesar de llevar un año sin su sentido de la vista, ha agudizado mucho los que lleva en el corazón, el amor y la fe.
.
Debemos reconocer que cuando se entrevista a enfermos incurables es de esperar que los mismos manifiesten, digamos, su fastidio por estar así. Sin embargo, cuando los mismos enfermos son llevados por la fe es cierto y verdad que las cosas toman un cariz más que diferente.
Es cierto y verdad que casi todas las personas pasan por algún momento de su vida en el que un hospital es su casa. Pero eso, sabiendo que la propia cama puede ser de oración y el dolor de acercamiento al mundo, es mucho más llevadero.
Es cierto y verdad que cuando empieza el año todo son ilusiones de lo que puede venir y de lo que queremos que venga. Sin embargo, Lolo pide realidades contundentes que ansía se cumplan.
Cuando se peca se abre un abismo entre el pecador y Dios. Y no es que el Creador no sea misericordioso sino que, voluntariamente, hemos caído en alguna tentación y sólo nos queda el corazón justo del Todopoderoso.
Es seguro que un tipo de entrevistas muy especiales de las que hace Lolo son a los hombres que han tomado el camino hacia Dios aceptando una llamada del Padre en cualquiera de sus formas y han acabado siendo sacerdotes., nada más y nada menos que sacerdotes.