Recordar aquellos primeros años de vida de la juventud dentro de la Acción Católica no deja de traer al hoy mismo la importancia que tiene que a tales edades los jóvenes tengan muy claro a Quien seguir.

Recordar aquellos primeros años de vida de la juventud dentro de la Acción Católica no deja de traer al hoy mismo la importancia que tiene que a tales edades los jóvenes tengan muy claro a Quien seguir.
Es cierto y verdad que cada momento de la historia, por ser la misma como es, tiene su forma de ver las cosas. Y está más que bien preguntar, en tiempos de Lolo, qué podría impresionar a los preguntados el nacimiento de Cristo. Y es que ahora, seguramente, diríamos lo mismo.
Lo que puede ser y parecer la escritura sobre el Misterio de Belén es cierto y verdad que puede ser traído al hoy mismo y darnos cuenta de que las cosas no han cambiado tanto como pudiera parecer.
Ciertamente, está más que bien comprender y tener por bueno y mejor que cuando Cristo es llevado en volandas por las calles de nuestros pueblos, lo hace para que recordemos que un día fue llevado por otras calles para que nosotros podamos salvarnos.
Como hace en otras ocasiones, Lolo hace de una realidad tangible una oración con la que expresar lo que piensa acerca de eso que trate. Y ahora, del pan a los Apóstoles no va tanto trecho como se pueda pensar.
Comprender la Cruz, tenerla como referencia en la vida del discípulo de Cristo, es lo que debe ansiar todo hijo de Dios.
Ciertamente, aunque los tiempos llamados “fuertes”, como la Cuaresma, se han vivido de forma distinta en determinados momentos, no por eso deja de ser importante la misma.
Es bien cierto que un elemento físico como es la síndone no es, digamos, algo sin importancia sino, al contrario, la prueba de que aquel hombre, Jesucristo, sufrió y entregó su vida por sus hermanos.
Ciertamente, querer tener una imagen del Hijo de Dios, enviado al mundo para que el mundo se salvase, es algo más que un deseo porque es, sobre todo, una añoranza.
Nuestro amigo Lolo sabe, como hace siempre, trasladar al mundo de hoy lo que tantos siglos se viene celebrando y es la Cruz redentora la que vence.
Escribir sobre una de las manos agujerada por un clavo y que la misma sea de Cristo es una forma de dar gracias a Dios y de poner las cosas en su sitio.
Recibir la Primera Comunión no deja de ser un momento más que especial para un niño porque es como abrirse al mundo espiritual ya para siempre. Y para Lolo es lo que fue.