Es cierto y verdad que el amor que un hijo de la Virgen María puede expresar por su Madre del Cielo puede ser dicho de muchas maneras. Y esta de Lolo abunda en lo que es cierto y en la más pura de las verdades.

Es cierto y verdad que el amor que un hijo de la Virgen María puede expresar por su Madre del Cielo puede ser dicho de muchas maneras. Y esta de Lolo abunda en lo que es cierto y en la más pura de las verdades.
Los diarios pueden contener y, es así, contienen los aconteceres de quien los escribe. Y Lolo, en el que hoy traemos aquí, nos muestra una parte de su alma y quedamos encantados de conocer y tener como amigo a alguien así.
Una semana, así dicha, en el tiempo que comprenden siete días, puede ser vista de muchas maneras. También, por supuesto, desde el punto de vista espiritual con Cristo al fondo o, mejor, en nuestra misma cara, ahí delante.
Cuando alguien como Manuel Lozano Garrido escribe sobre el sufrimiento (él que tanto sufrió) y lo hace de forma que es capaz de quedarse con el mismo y amarlo es que estamos ante alguien de expresión sobrenatural más que natural.
Se puede pensar que Belén, como figura del lugar de nacimiento del Hijo de Dios, es un lugar y ya está. Sin embargo, puede ser el símbolo más que real del devenir de quien se siente, digamos, en una situación similar y equiparable a la que, entonces, se dio.
A veces podemos pensar que las personas enfermas sólo son eso… personas enfermas. Sin embargo, Lolo nos muestra que la labor principal de su “gremio” es procurarnos cierto grado de salvación con su dolor y esperanza.
Es muy bueno y mejor que alguien como Manuel Lozano Garrido ataque, por así decirlo, un tema que podría parecer tan banal como es la primera nevada del año. Sin embargo, nuestro amigo es capaz de escribir de tal forma y encarar el tema como lo hace que nos parece la mejor de las noticias.
Bien podemos decir que un tema como la paz está muy manido y muchas veces manipulado. Sin embargo, entender la paz como Dios quiere que se entienda es arreglar los corazones desde el mismo corazón.
Es de esperar que un enfermo como lo fue Manuel Lozano Garrido se dé cuenta de la importancia que tiene el sufrimiento, también, en orden espiritual. Y, a su vez, constate, que el sufrimiento de Cristo aún, aún, no ha terminado.
Resulta del todo maravilloso que de una noticia como es, por ejemplo, la aparición de la primera nevada haya alguien que, como Lolo, sea capaz de llevarlo hasta el plano espiritual sin solución de continuidad siquiera…
Resulta, de todo punto, esperanzador, que se pueda poner la realidad bajo las manos y pasión de Cristo. Y es que la única forma de pasar esta pasión nuestra de cada día.
Como hace en otras ocasiones, Lolo hace de una realidad tangible una oración con la que expresar lo que piensa acerca de eso que trate. Y ahora, del pan a los Apóstoles no va tanto trecho como se pueda pensar.