Como hace en otras ocasiones, Lolo hace de una realidad tangible una oración con la que expresar lo que piensa acerca de eso que trate. Y ahora, del pan a los Apóstoles no va tanto trecho como se pueda pensar.

Como hace en otras ocasiones, Lolo hace de una realidad tangible una oración con la que expresar lo que piensa acerca de eso que trate. Y ahora, del pan a los Apóstoles no va tanto trecho como se pueda pensar.
Comprender la Cruz, tenerla como referencia en la vida del discípulo de Cristo, es lo que debe ansiar todo hijo de Dios.
Ciertamente, aunque los tiempos llamados “fuertes”, como la Cuaresma, se han vivido de forma distinta en determinados momentos, no por eso deja de ser importante la misma.
Nuestro amigo Lolo sabe, como hace siempre, trasladar al mundo de hoy lo que tantos siglos se viene celebrando y es la Cruz redentora la que vence.
Ciertamente, el Mal también puede verse representado por aquellos que ansían su egoísmo por encima de los demás. Sin embargo, el amor será quien venza.
Dirigirse a la Virgen María atribuyéndole ciertas verdades que no siempre son evidentes, es muestra de un amor que ha arraigado más que bien en el corazón.
Un espacio temporal como es una semana, y en este caso, se le llama Santa, es más que propicio para que Lolo expanda su corazón hacia Dios.
Sin duda alguna, saber y ser consciente de la presencia de Cristo en su Templo que es el corazón sólo puede ser causa de gozo y alegría.
Por muchos siglos que hayan pasado, la sangre que Cristo empezó a verter en el Huerto de los Olivos está intacta en los sufrimientos del mundo.
Somos hermanos con Cristo; y lo somos hasta cargar con nuestra cruz o cruces, y nuestra humanidad se siente recompensada sabiendo que camina junto al Hijo de Dios.