Es un verdadero gozo que un periodista como Lolo escriba, nada más y nada menos, que su viaje a Lourdes. Es, seguramente, la mejor forma de entender lo que supone todo lo referido a aquel lugar de fe profunda y necesaria.

Es un verdadero gozo que un periodista como Lolo escriba, nada más y nada menos, que su viaje a Lourdes. Es, seguramente, la mejor forma de entender lo que supone todo lo referido a aquel lugar de fe profunda y necesaria.
A lo largo de su vida como escritor, Manuel Lozano Garrido hizo lo propio en forma de cuentos que ponen de manifiesto que en tal campo también era un maestro. Y este de título “Las rosas blancas de Zoraida” muestra a la perfección que estaba dotado, Lolo, para poner sobre el papel las más bellas historias.
Hay autores cristianos, aquí católicos, que han sabido transmitir al mundo una fe profunda que les ha llegado desde lo más hondo del corazón de Dios. Y Francis Jammes, al decir de Lolo, es uno de ellos.
Es cierto y verdad que el amor que un hijo de la Virgen María puede expresar por su Madre del Cielo puede ser dicho de muchas maneras. Y esta de Lolo abunda en lo que es cierto y en la más pura de las verdades.
Es cierto y verdad que cada momento de la historia, por ser la misma como es, tiene su forma de ver las cosas. Y está más que bien preguntar, en tiempos de Lolo, qué podría impresionar a los preguntados el nacimiento de Cristo. Y es que ahora, seguramente, diríamos lo mismo.
Lo que puede ser y parecer la escritura sobre el Misterio de Belén es cierto y verdad que puede ser traído al hoy mismo y darnos cuenta de que las cosas no han cambiado tanto como pudiera parecer.
Se puede pensar que Belén, como figura del lugar de nacimiento del Hijo de Dios, es un lugar y ya está. Sin embargo, puede ser el símbolo más que real del devenir de quien se siente, digamos, en una situación similar y equiparable a la que, entonces, se dio.
Lolo en Tíscar; Lolo en el campamento de Acción Católica. Este artículo rebosa alegría espiritual pero también física....
Cuando alguien tiene la pluma a la hora de escribir como la tenía Manuel Lozano Garrido es de esperar que del episodio histórico del nacimiento del Hijo de Dios salga una narración donde las circunstancias que llevaron al mismo se manifiestan en toda su alegría. Y eso es lo que aquí hace Lolo.
Cuando el mundo, una específica consideración de mundo, empieza a desmoronarse por efectos de los males que se extienden entre los hombres, la imagen de la Virgen María abraza con su corazón a todos sus hijos y procura el bien de todos aunque no todo lo entiendan.
La realidad artística del Linares de los años 50 del siglo pasado la revisa Lolo en más de una ocasión. Y ahora, con el escultor que, con Paco Baños – pintor- dejaron una huella imperecedera en su ciudad natal.
Sabida es la fe que se tiene en Linares por la Santísima Virgen de Linarejos y, como es de imaginar, una reforma de la importancia vital como la que se hizo en su Santuario, sólo puede ser considerada como verdaderamente crucial.