Cuando se entrevista a un pintor es lógico que se quiera conocer cómo es la pintura que entrega al mundo. Por eso, cuando Lolo entrevista a José Luis Verdes nos damos cuenta de que es un pintor de lo cotidiano más misterioso.

Cuando se entrevista a un pintor es lógico que se quiera conocer cómo es la pintura que entrega al mundo. Por eso, cuando Lolo entrevista a José Luis Verdes nos damos cuenta de que es un pintor de lo cotidiano más misterioso.
Sabemos muy bien, al menos por los relatos evangélicos, lo que pasó en su Pasión Nuestro Señor. Y es que, cuando se hace ver que hoy mismo el sentido de aquello tiene vigor, se demuestra lo sobrenatural de eso que fue el inicio de toda nuestra fe.
Hay autores cristianos, aquí católicos, que han sabido transmitir al mundo una fe profunda que les ha llegado desde lo más hondo del corazón de Dios. Y Francis Jammes, al decir de Lolo, es uno de ellos.
La realidad artística del Linares de los años 50 del siglo pasado la revisa Lolo en más de una ocasión. Y ahora, con el escultor que, con Paco Baños – pintor- dejaron una huella imperecedera en su ciudad natal.
Sabida es la fe que se tiene en Linares por la Santísima Virgen de Linarejos y, como es de imaginar, una reforma de la importancia vital como la que se hizo en su Santuario, sólo puede ser considerada como verdaderamente crucial.
Cuando los tiempos discurren con intención de apartarse de Dios, nunca está de más que haya quien quiera que la cosa se reconduzca o que, al menos, no se salga del todo del camino que lleva al Padre. Y eso es lo que había el P. Mauricio de Begoña.
Todo lo relacionado con Tíscar, con su Santuario y con la Madre de Dios, atrae sobremanera a Lolo y por eso le dedica palabras tiernas y dulces pensamientos.
Nada puede haber peor para un pueblo que olvidar a sus hijos. Pero a Andrés Segovia su Linares natal dejó de olvidarlo y fue su músico bien particular.
Lolo pide perdón a su amigo Paco Baños, que le ha dibujado en más de una ocasión para sus libros, porque cree que tiene poco reconocimiento en su Linares. Y es que, en verdad, nadie es profeta en su tierra.
Este artículo lo escribe Lolo después de la muerte de Pablo Ramírez, otro linarense universal y quien supo mantener su espíritu de niño a lo largo de su vida de adulto en su obra literaria y gráfica.