Como es de imaginar, que en tiempos en los que Lolo ejercía su labor periodística se fuera a llevar a cabo una reforma crucial del Santuario de la Virgen de Linarejos, no era tema que fuera a pasar desapercibido. Y no pasó, como podemos imaginar.Que Lolo fue un periodista de raza, como suele decirse, lo demuestra en un artículo como éste. Lleva a cabo un análisis de la obra que va a realizarse en el supracitado Santuario que es un verdadero gozo leer y algo que mueve a la fe misma, por así decirlo.

Aunque la obra tardaría aún unos cuantos años en llevarse a cabo (dada la envergadura de la misma) no es poco cierto que poder leer lo que sería aquello es algo muy de agradecer sabiendo que quien lo escribía unía la fe a su profesionalidad periodística.

 

Publicado en “Cruzada”, en marzo-abril de 1956.

Nuestra historia mariana, en una amplia colección de murales.- Alto relieves en bronce y maderas exóticas, esculturas de alabastro y un conjunto ornamental servirán a la idea litúrgica.- El altar y la Virgen, ejes de toda la concepción estética.

Ya se ha aprobado el diseño, obra del escultor Carulla.

En silencio, hasta el punto de que muchos lectores serán sorprendidos por la grata noticia, durante los últimos meses se ha ido gestando para el Santuario de Nuestra Señora de Linarejos un vasto plan de reformas artísticas, a realizar de inmediato, que quedarán en el futuro como uno de los mayores esfuerzos de ordenación ornamental religiosa realizados en nuestro tiempo.

Su condición de vértice espiritual de Linares, estaba pidiendo para nuestro templo mariano, una altura estética a tono con la devoción secular y con el alto patrocinio de la Madre de Dios, protectora de la Ciudad. Sin embargo, una serie de requisitorias preliminares, como la consolidación del edificio, dañado por los terremotos, ha venido demorando hasta hoy una aspiración muy justa, larga y afanosamente acariciada. Ahora, enriquecido el templo con las naves laterales que amplían su capacidad y extreman su línea, al fin se ha creído llegada la oportunidad, a la que se ha brindado la máxima colaboración. Consecuencia de ello es la información que damos hoy, que incluye la aprobación del soberbio anteproyecto diseñado por el escultor y muralista catalán Francisco Carulla Serra y la noticia de una pronta iniciación de las obras.

El autor, muralista de resonancia

El pasado Diciembre, con motivo de inaugurarse la Capilla adjunta a la Residencia de Hermanas de la Asunción, los asistentes pudieron acusar la poderosa fuerza litúrgica inyectada al recinto, servida por un arte de primera línea de hondo contenido espiritual. Desde entonces, la Capilla ha influenciado a sus múltiples visitantes, hasta el punto de que su ejemplo empieza ya a gravitar sobre proyectos sacros de la región. La coincidencia del autor en los actos inaugurales movió a los rectores de la Cofradía a ponerse al habla y, como consecuencia, surgió la idea de un anteproyecto que, presentado al fin, ha sido acogido con satisfacción.

Aunque muy joven, el artista Carulla Serra acusa ya una brillante contribución artística. Es hijo de Carulla Rivera, un laureado escultor internacional de quien ha bebido los principios estéticos, y uno de los famosos muralistas que en la iglesia de Belén barcelonesa ha llevado a cabo una ordenación religiosa de resonancia nacional. Su actividad más sensible se centra en el campo escultórico, al que ha aportado una simplificación que coordina con la misión funcional del arte sagrado, y en su haber cuenta ya con una distinción de la Diputación catalana. Su especialización religiosa le ha permitido seguir el movimiento litúrgico universal al que ha sumado esplendidas realizaciones. Si joven, Carulla no es un principiante y se acerca con una obra hecha que ha alcanzado el refrendo crítico. Según le oímos decir, el proyecto del Santuario lo acariciaba con la ilusión de hacer una obra definitiva.

Lo que será el Santuario

Hemos tenido la suerte de examinar todos los planos e informes del anteproyecto. Lo que digamos, lo haremos, pues, con conocimiento de causa.

Conociendo las dificultades que pesaron siempre sobre estos sillares venerandos, podemos decir que de una vez se va a realizar una tarea que supera al esfuerzo conjunto de los últimos siete siglos. Sobre todo en lo artístico. Todo el mérito del plan ha sido influenciado por la valentía de dar amplias atribuciones al proyectista para sacrificar detalles, aun costosos, que pudieran lastrar la belleza de su unidad.

Y sin más, entramos ya en pormenores.

En lo fundamental, salvo mistificaciones ornamentales de dudoso gusto, nada se altera en la arquitectura interna del lugar, que se enriquece con nuevas aportaciones. Así, a la nave central se le incorporan seis pilastras, de las que nacen tres arcos de escaso relieve que rompen la monotonía del techo liso.

En el sentir de la Iglesia, las funciones sagradas se centran en torno al altar como piedra angular del sacrificio. Aquí, todos los elementos convergen hacia la mesa eucarística. Al mismo altar se le ha elevado sobre una grada a costa del presbiterio, cobrando así un relieve de que antes carecía. La superficie del ara es de piedra lisa, como inspira la liturgia, con solo seis candelabros y un Crucificado tallado en boj, sobre fondo de madera de nogal. En el frontal entran ya los relieves escultóricos con la imagen, en el centro, de Cristo Evangelizador cincelada en alabastro, escoltado por un altorrelieve con las figuras de los apóstoles, en bronce, incrustadas sobre la piedra. De su totalidad no puede evitarse una impresión de misterio, de lugar santificado por la presencia sobrenatural.

A su vez, en el presbiterio se ha llegado a una de las soluciones más brillantes de todo el anteproyecto. Rebajado y ampliado por su parte anterior, se presta a mayor evolución en las ceremonias litúrgicas. Al mismo tiempo cobra más vistosidad al incorporársele un comulgatorio de enrejado bajo y quedar desplazados a los extremos los púlpitos de Evangelio y Epístola, a los que se le da una forma pentagonal de mármoles obscuros con cinco relieves escultóricos de alabastro. A ellos pasará en lo sucesivo la predicación, desapareciendo el antiestético púlpito. El resultado es una ordenación inspiradísima, de la que deriva cierta línea y una mayor visualidad.

Maderas exóticas y ángeles de alabastro

Del fondo desaparece el actual retablo. En consecuencia, se ha podido especular con nuevos elementos que coadyuvan así a la dedicación mariana del lugar. El basamento es de madera, en la que van incrustadas las figuras de los Santos que descollaron por su mariología. La originalidad está aquí en que el diseño se hace con vistosos colores naturales de maderas exóticas, importados de Japón, y otros países. En los laterales toma asiento la Comunidad en bancos estilizados. Del centro se adelanta un cuerpo para el Ostensorio, evitándose su emplazamiento antilitúrgico en el altar y también para el cuerpo de ángeles esculpidos en alabastro que, con el escudo de Linares y símbolos lauretanos, aletean frisando la hornacina de la Virgen.

Para el resto de la superficie se da paso a la pintura mural, con la Anunciación y el Nacimiento como motivos adyacentes y la Asunción rematando la parte superior. Complementariamente, en la cúpula se desarrollan cuatro temas evangélico-marianos, relacionándose la Coronación con el tema de la Asunción. Concluyendo con el presbiterio diremos que del arco cuelgan airosas lámparas votivas y que las paredes del costado se ultiman con murales eucarísticos: la comida en Emaús con los discípulos y la multiplicación de panes y peces.

Más de veinte murales

A la parte inferior de la cúpula se incorporan los cuatro evangelistas modelados en yeso.

Conservadas las capillas del crucero dedicadas al Seráfico y a San Sebastián, se les ha alcanzado una solución análoga a la del presbiterio.

De la importancia de la obra pictórica da idea que su totalidad sobrepasa la veintena de cuadros con línea argumental relacionada con las intervenciones de María en el Evangelio. También en el crucero se da paso a la mariología local con la Aparición y el traslado procesional. El resto de murales se extiende en las partes superiores de la nave.

También el Vía-Crucis soslaya la socorrida suspensión de los muros, hallando su lugar en el interior de los arcos.

Se hará una maqueta

Estos son, en síntesis, los detalles más importantes de la reforma. Especifiquemos que ello no es sino un anteproyecto. Ahora se elaborará el plan último que incluirá detalles complementarios hasta ahora no abordados. Con la aprobación se construirá una maqueta para el desarrollo escalonado del proyecto, pues la obra es de tal importancia que habrá de cumplirse en etapas. Destaquemos la belleza de su unidad de concepción y el pensamiento litúrgico dominante, en cuyo asesoramiento ha intervenido el notable liturgista Padre Camprubí, que preside la Comisión de Arte Sacro barcelonesa. El plan artístico del Santuario será, pues una obra de orgullo para el futuro.

Compartir:

Etiquetas:
Accesibilidad