Es cierto y verdad que cuando se escribe de un tema que quien lo hace admira y tiene por bueno y mejor sólo puede salir de eso un artículo que, como éste, recorre el amplio mundo de la aceituna y su uso comestible.

Es cierto y verdad que cuando se escribe de un tema que quien lo hace admira y tiene por bueno y mejor sólo puede salir de eso un artículo que, como éste, recorre el amplio mundo de la aceituna y su uso comestible.
El problema de la vivienda ha sido siempre, como ahora mismo, algo a lo que enfrentarse con audacia. Y eso es lo que Lolo nos escribe en este artículo donde es posible ver, claramente, una esperanza auxiliadora que, tantas veces, es necesaria.
Cuando una obra de arte quiere representar, digamos, lo que fue (en caso de ser una escena determinada y no es algo imaginario) y lo hace a la perfección, es bueno decir que el trabajo ha sido el adecuado. Y es lo que hizo, en su día, Víctor de los Ríos con la Última Cena.
Como periodista de raza que era, Manuel Lozano Garrido entendía y sabía que la radio (en su tiempo tan importe ante lo nuevo de la Televisión) era un medio más que importante para que el Bien tuviera su asiento natural. Y a fe cierta podemos decir que así era según nos dice.
Resulta de lo más maravilloso leer los artículos que Lolo publicó en su día. Y es que es una forma de adentrarse en su mundo periodístico e intelectual que es, como poco, gigantesco.
La sierra de Cazorla es el lugar majestuoso donde la Virgen tiene un lugar muy especial y a Lolo, que no puede evitar reconocer eso, se le hace agua el corazón al dejarlo por escrito.
Dirigirse a la Virgen María atribuyéndole ciertas verdades que no siempre son evidentes, es muestra de un amor que ha arraigado más que bien en el corazón.
Es posible que pueda considerarse muy mundano tirar 4000 cohetes por la Virgen María. Sin embargo, el pueblo que la ama lo hace desde lo más hondo de su corazón.
La tecnología y la fe no tienen que ir separadas sino que es más que posible, necesario, que el hombre haga la primera según la segunda y se deje guiar.
El ansia de ser un solo pueblo, la humanidad entera, bajo la mano del Dios Único y Verdadero supone volver al origen de todo, al Principio.
Cuando se dice que los caminos de Dios son, por decirlo así, difíciles de conocer porque sólo los conoce Él, expresamos que, de todas formas, nos debemos a su Providencia. Y siempre nos sorprende.