Compartimos, con todos vosotros, la traducción del artículo escrito por el Cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, publicado por L´Osservatore Romano, en el que nuevamente encontramos la figura de nuestro querido beato Lolo, como un ejemplo para los periodistas católicos.

Cardenal Pietro Parolin | L`Osservatore Romano, 5-marzo-2016
Artículo original en www.osservatoreromano.va

Las palabras nunca son neutrales

Los retos del periodismo en tiempos de Francisco

«Los retos del periodismo en tiempos de Francisco» es el tema del XIX Congreso de la Unión Italiana de Prensa Católica que se celebra en Matera. Publicamos un amplio extracto del discurso de saludo pronunciado, en la mañana del 5 de marzo, del Cardenal Secretario de Estado, que al medio día preside el rito de reapertura al culto de la catedral dedicada a María Santísima de la Bruna, cerrada por restauración desde el año 2003.

En uno de sus primeros discursos, el beato Pablo VI, dirigiéndose a los periodistas, recordó a su padre periodista y precisó vuestra misión en el mundo: «Periodista de otros tiempos, lo sé, y por mucho tiempo director de un modesto, pero audaz periódico de provincias; mas si debiéramos señalar de que conocimiento de su profesión y de que virtudes morales era sostenido, pensamos que fácilmente, sin ser arrastrado por el afecto, podríamos trazar el programa de quien concibe la prensa como una espléndida y valiente misión al servicio de la verdad, de la democracia, del progreso; del bien público, en un palabra» (Discurso a los representantes del centro de prensa y prensa extranjera, sábado 29 de junio de 1963). Es sobre estas dimensiones sobre las que quisiera detenerme. Sobre todo al servicio de la verdad de los hechos y de las personas que no tienen voz. En un mundo, cada vez más interconectado, la verdad aparece como un poliedro, que diría el papa Francisco – que refleja la confluencia de toda parcialidad que en él conservan su originalidad (cfr. Evangelii gaudium, n. 236).

Cuando en realidad se ignora la búsqueda de la verdad, se termina por disolver la misma noticia. Es veraz la noticia que pone a la persona en el centro. Como señala el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelli Gaudium: «No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa» (n.53). Aparte de las consignas y de las ideologías hay una búsqueda por hacer en el ámbito de lo público para defender lo que es humano y para denunciar lo que es realmente inhumano.

Las palabras nunca son neutrales, orientan la comprensión y, por tanto, afectan nuestras actitudes. Si supieran decir una palabra de sentido, de entendimiento, de escucha y de consuelo frente a la vida y a los acontecimientos, sabrían reencontrar la más noble misión del periodismo, que es esa de dar voz a quien no la tiene, porque la credibilidad de funda sobre la integridad, la confianza, la honestidad y la coherencia del periodista, que pueden ser definitivas también como un forma distinta de fidelidad a la democracia.

Para el cuidado de la democracia una buena información puede hacer mucho: sirve para crear lugares para la escucha y garantiza el pluralismo; y descubrir unidos un mismo destino. Una información libre de intereses parciales tiene el deber de construir, día a día, senderos de integración.

lolo en su silla de ruedas sonrieEl periodista no es un demiurgo, es un mediador. Para el periodista católico la fe no se opone a la investigación. Al contrario:

«Quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso». (Lumen Fidei, 1)

El 12 de Junio de 2010, la Iglesia proclamó beato al primer periodista laico, Manuel Lozano Garrido, más conocido como «Lolo». Vivió en la época de la Guerra Civil Española, cuando ser cristiano significaba arriesgar la vida, con su máquina de escribir no dejó de contar la verdad. A pesar de la enfermedad que lo obligó a vivir 28 años sobre su silla de ruedas, no cesó de amar la profesión. Escribió miles de páginas inspiradas por la fe: «Tráete la máquina de escribir, métela debajo de la mesa, para que así el tronco de la Cruz se clave en el teclado y eche allí mismo sus raíces»

Traducido por Ricardo C. (Jaén)

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