Como hace otras muchas veces, Manuel Lozano Garrido, pregunta en encuesta sobre una determinada realidad. Ahora le corresponde contestar acerca de la alegría y, como podemos imaginar, cada persona que contesta las preguntas que se plantean lo hace según comprende a la misma.
El amor, el corazón o el bien. El origen de la alegría es distinto según quien contesta a la primer pregunta que se le plantea. Y es que, ciertamente, según es el sentir de cada persona, la alegría no deja de ser algo muy personal.
De todas formas, no deja de ser interesante que cuando se pregunta acerca de la alegría tenga que ver toda ella con aquello que es lo mejor que a cada persona le acaece.
Publicado en Vida Nueva, el 1 de diciembre de 1957.
Una consecuencia de la felicidad.
El deseo de zafarse de preocupaciones
Un fruto del corazón.
Cierto sentimiento nacido del amor.
SEIS OPINIONES SURGIDAS DE UNA EXPERIENCIA
La alegría es una manifestación vital del hombre y, por tanto, de esencial importancia en su evolución. Se puede vivir sin alegría como también se vive con el brazo mutilado o el agua enrarecida, pero todos tenemos una posibilidad y una tendencia a la exultación como la mano se ha hecho para la cadencia del trabajo y la claridad para cantar en la linfa de las acequias. Tan positiva como la salud es la alegría y cuando se renuncia es para caer de lleno en la patología de la angustia.
Mas la alegría no es ajena a la moderna fenomenología de los sucedáneos.
Desde el jolgorio hasta este estado de contento que pedía San Pablo hay una clara diferencia de principios. Con razón Bernanos ha escrito que “hay una alegría en Dios y una alegría más pobre, de la cual cada uno tiene una idea”. Por eso es necesaria una revisión de fundamentos que nos sirva de ayuda para esa rica situación del alma. A tal fin hemos sometido a seis personas al siguiente cuestionario.
PREGUNTAS
1ª ¿En qué está el origen de la alegría?
2ª ¿Cuándo vive uno de sus momentos, como la exterioriza?
3ª ¿Hay alguna fórmula para prolongar la alegría?
4ª ¿Cuál es la mejor preparación para la alegría?
UN MOZO DE VIDA ALEGRE.
Veintiún años. Estudia en Escuelas Especiales. Vive en pensión.
1ª Sinceridad a cambio de anónimo, ¿eh? Para mí el origen está en el deseo de zafarse de preocupaciones y problemas, de saborear lo que sea para nuestro gozo y nuestra satisfacción.
2ª Momentáneamente con el chiste. Después con el chateo y la jarana.
3ª Rotundamente, sí.
4ª Dinero y salud. La fortuna de un Rokefeller y un cuerpo que aguante.
UN PROFESIONAL DE LA ALEGRÍA
Ramón Cárdenas. Cuarenta y ocho años y veintisiete de “clown”, payaso y caricato.
1ª Para el público “la alegría soy yo”. Es así que nuestra vida posee esa fuente de satisfacciones que es nuestra colección de alegrías. Pero no hay que engañarse: la de la pista es sólo manifestación de una alegría que ya preexistía en el espectador. Por mucho que se lo proponga el cómico jamás podrá extralimitar esa línea que lleva a la intimidad del hombre. Eso sí, nosotros somos los perros perdigueros del gran coto de la alegría. Como el circo, la nuestra es también una alegría de pista limitada. La verdad de la alegría está en que pervive cuando los focos son una vaga luz en el recuerdo.
2ª No es cierta la leyenda de nuestra doble personalidad. La pista es la carrera normal de una naturaleza alegre a la que, al exteriorizarse, refrenda la gracia. Un caso, en suma, de vocación. El “clown” se manifiesta corrientemente con la hilaridad y la payasada. También, como otro hombre cualquiera.
3ª La nuestra no coexiste con la desgracia. La lágrima es el corrosivo de la carcajada. Pero no hay que confundir la alegría con el júbilo, que es solo uno de sus signos exteriores.
4ª En parte está en el rostro enharinado del payaso. Véase en esto una postura de humilde reconocimiento al espectador. La gracia es una criba que se queda con aquellos en los que ya preexiste la alegría. Y querer es una garantía para continuar. Lo nuestro es fácil.
UN POETA
1ª La auténtica alegría nace del amor. Cuando el hombre se sabe hijo de Dios y agradece la belleza que Él ha sembrado, sin saber por qué se siente como lleno de algo que sabe a gozo. Este estar como ebrio de cosas altas es la alegría verdadera.
2ª Cada instante alegre tiene su color específico. Yo suelo demostrar mi alegría con palabras incoherentes o coincidencias. En ambos casos lo que me rodea es paisaje de Dios y yo un poco de luz venida de las estrellas.
3ª A veces la adversidad es el principio de la alegría. En apariencia, desgracia y júbilo son palabras distintas, pero, en muchas ocasiones, el dolor nos trae la paz y con ella el acercamiento a lo que realmente merece las sonrisas del alma.
4ª Una. Solo una. Amar a Dios y estar convencido de que las criaturas son su obra. Con esto el hombre puede andar por la vida sin miedo a nada, sin angustia. Con esto la muerte misma posee el encanto de lo trascendente.
UN DIPLOMÁTICO
Antonio Serrano Medialdea. Secretario de Embajada. Veinticinco años.
1ª La sede de la alegría es el corazón. La alegría puede producirse por todos los motivos que mueven el corazón y que van desde el objetivo hasta lo estético.
2ª El corazón reacciona adecuadamente según el motivo de la alegría. Se abraza a la persona querida encontrada después de una ausencia; se puede llegar al arrobamiento en la alegría estética; se puede derramar lágrimas, según tantos testimonios, en la alegría del contacto sobrenatural. Este cierto unimetismo de la conducta humana y el motivo que engendra un estado de alegría señala la comunicabilidad de la última. Pero además de esta comunicabilidad, de esta transfusión al individuo de una masa de percepciones y afectos puede hablarse de la sociabilidad de la alegría: estando alegres queremos hacer a todo el mundo partícipe de nuestro buen suceso.
3ª No. Sus órbitas son distintas aunque con frecuencia inciden de dos maneras: 1ª la adversidad barre del corazón posibilidades de alegría; y 2ª la adversidad puede convertirse en fuente especial de alegría o en circunstancia creadora de alegría.
4ª En la alegría, como en todas las cosas humanas es muy difícil e importante encontrar el límite oportuno. Esto refiriéndonos a una vivencia concreta de alegría. La mejor preparación para la alegría creo que es la purificación y simplificación del corazón.
UN ALEGRE NATURAL
Antonio Navarrete Magaña. Treinta y un años. De una alegría íntima y comunicativa.
1ª Creo que el origen de la alegría es el bien. En el hombre bueno difícilmente anida la tristeza siempre que la bondad esté convenientemente ordenada, apuntando a un fin. Si este fin es armónico nos encontramos, sin posibilidad de equívoco, al hombre alegre. No nos confunda la risa del perverso: quiere engañarse para engañarnos.
2ª Depende del sujeto. Unos, manifiestan su alegría rezando; otros, creyendo con exceso en la bondad de los demás; otros, aspirando de una manera especial el humo del cigarro… Los que ríen demasiado son los menos inteligentes.
3ª Pueden ser compatibles. Tengamos en cuenta que la alegría procede del interior y la adversidad del exterior. Si lo interior tapona constantemente las acometidas externas, nos hallamos en presencia de la santidad, que es la culminación de la alegría.
4ª Se puede prolongar no descuidando el carácter, ordenando los impulsos del corazón para conseguir la serenidad. Esta postura es antigua.
UN PROFESOR DE FILOSOFIA
Carlos Molina Álvarez. Catedrático en el Instituto de Linares. Ensayista.
1ª La alegría – la auténtica alegría – no es sino una consecuencia de la felicidad. Siendo la felicidad “un estado perfecto, debido a la posesión de cuanto conviene a nuestra naturaleza racional”, es claro que la raíz remota de la alegría no puede ser sino un estado de perfección. Por eso, la alegría no se confunde con el simple goce, ni con la explosión, más o menos estentórea, que pueda producir un rasgo de ingenio o una situación cómica.
2ª La alegría no se vive “un momento”; el momento eufórico no es alegría verdadera. La alegría se vive y se revive en el recuerdo. Podrá – es claro – debilitarse su intensidad; pero su influjo se ejerce de una manera continuada, moldeando al alma de modo que llega un momento en que puede decirse de una persona no que “está” alegre, sino que “es” alegre. La exteriorización es un carácter esencial de la alegría; las alegrías íntimas, secretas, no perduran. Hay una exigencia de comunicación, de difusión de nuestro estado psíquico sobre las personas que nos rodean. Nuestra alegría es más intensa cuando es también participada por los demás; de aquí ese afán y esa impaciencia por volcar nuestro contento sobre los otros, por todos los medios a nuestro alcance, porque nos damos cuenta de que, en cierto modo, no se trata de una propiedad exclusiva, sino de un bien común.
3ª No, porque, como he indicado en la respuesta 1ª, su raíz “no es de este mundo”. Son incompatibles, por ejemplo, la adversidad y la carcajada. La adversidad puede alcanzar a nuestros bienes terrenos; pero mientras persista el estado de perfección, persistirá la alegría, en medio de los dolores y adversidades, e incrementada, incluso, por ellos, cuando esos dolores verifican sobre nosotros una especie de catarsis o purificación.
4ª Mantener la paz de la conciencia por medios de cumplimiento de nuestros deberes. Acordarse siempre de que hay una jerarquía en los valores, y no pretender que se anteponga lo útil a lo moral, lo agradable a lo justo, lo humano a lo divino.
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Manuel Lozano Garrido «Lolo«, fue beatificado el 12 de junio de 2010 y su festividad se celebra el 3 de noviembre. En vida, fue un joven de Acción Católica, mariano, eucarístico, escritor y periodista. Enfermo desde los 22, estuvo 28 años en silla de ruedas y sus 9 últimos, ciego; podríamos presentarlo como «Comunicador de alegría a los jóvenes, desde su invalidez». Llamado ya por muchos como el Santo de la Alegría.
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