Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Manuel Lozano Garrido tenía un amor muy grande por su pueblo, Linares, lugar donde vendría al mundo y del que saldría hacia el Cielo.

La figura de un Cronista Oficial era de vital importancia para el conocimiento de Linares. Y Lolo cree que Juan Sánchez Caballero (en la imagen de arriba) era la persona adecuada. Y pedía, de forma indirecta, que se le nombrase para tal cargo.

De todas formas, aunque el que esto escribe no ha sido capaz de encontrar la fecha en la que, al fin, fue nombrado Cronista Oficial de Linares (fallecería en 1998), sabemos que lo fue. También sabemos que su “sucesor” podía haber sido Félix López Gallego (1931-2011) pero, al parecer, cosas políticas impidieron que eso le nombraran… Y es que siempre hay quien no quiere luz y taquígrafos…

 

Publicado en la revista Linares, en diciembre de 1955

 

Sé que lo que voy a escribir herirá la modestia de Sánchez Caballero; más aún, cuando sepa que en él me eximo de toda culpa.

Que me disculpe el amigo, pero ha sido su “historia” la que me ha tirado de la lengua. Yo, hasta ahora, callé –indebidamente, ya que tenía su labor de prensa, porque quería un testimonio de bulto. Lo tengo aquí entre mis manos, bajo una sobrecubierta atractiva, y con él por delante, ahora se redondeará la consecuencia.

Desde que murió don Federico Ramírez, Linares viene padeciendo la falta de una dedicación que historie su vida. Es más, se da el caso de que los documentos que él relaciona en los apuntes que redactó hace ochenta y siete años, paulatinamente han ido desapareciendo hasta pasar el texto a lugar único de información. La consecuencia natural de este vacío la veremos cuando se intente poner al día nuestra relación del pasado. Aunque no al ritmo que nuestro amor por la patria chica soñó, Linares ha sufrido en este período una transformación amplia. En consecuencia, hechos tan casi de nuestro tiempo como la implantación ferroviaria, aportaciones docentes, urbanizaciones, fundación y vida de los Marqueses, etc., se ven hoy envueltos, en sus orígenes, de un confusionismo nacido de la falta de documentación. En muchas ciudades, análogas crisis han sido evitadas por la existencia de un cronista oficial, encargado de llenar la función y, últimamente, con el suplemento de la prensa periódica.

La designación de cronista es tan fundamental para todo núcleo de población que se precie como el conocimiento de la genealogía personal. Con su volumen de población, con la gigantesca evolución iniciada, ahora más que nunca estamos necesitando de esa ocupación oficial que transmita el relato meticuloso de los hechos actuales, enriquecidos con la investigación de los pasados.

Y es aquí donde venimos a parar a Sánchez Caballero. Últimamente nadie como él ha investigado y divulgado la historia local, dejando a la vez un acopio de excelentes referencias de hoy. En él se da la confluencia, de un lado, de sus curiosos trabajos de historia que culminan con la publicación del libro, y de otro, de sus estupendas crónicas y reportajes del Linares de hoy, ese su estar a la última que le ha dado la fama.

Si necesitamos un cronista y hay el hombre que reúne sus circunstancias, ¿por qué no se cubre en él la laguna?

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