“La no-violencia es la ley de los hombres. La violencia es la ley de los animales”.

Con esta frase termina este número doble de Sinaí (99-100) correspondiente a los meses de septiembre y octubre de 1963. Y fue dicha por Gandhi, en un artículo que habla de tal personaje del que, también, Pablo VI habló en su día. Y hemos empezado este artículo, así, por el final, pues es una gran verdad que debería ser puesta en todos los frontispicios del mundo para que a nadie se le olvidara el orden divino de las cosas.

Pues tiene, este número de “Sinaí” comienza con algo que podemos considerar el editorial de este que lo es doble. Y se titula “No estoy solo” pues a menudo creemos que lo estamos cuando, en realidad, no es así. Y es por esto:

“No estoy cuando alguien se muerde una lágrima para tomar la de otro; cuando el peso del mundo entero parece que doblega unos hombros y, sin embargo, no caen.

No estoy solo cuando hay quien sigue un llamamiento, se apropia una ración del dolor del mundo, traspasa una consolación que necesitaba, perdona un gran agravio, ahora el resentimiento, espiga las rosas de su corazón.

No estoy solo en la tremenda soledad del hombre que vive solo, porque ya no hay olivos con sangre desde que Cristo agonizó entre los solitarios.

No estoy solo porque en el mundo no hay un hueco sin la presencia de Dios, ni un pozo donde no se refleje la estrella de un destino.”

También escribe en la misma página, la 1, sobre el problema del hambre en el mundo que entonces y ahora mismo es verdaderamente terrible y una gran vergüenza para la humanidad que podría hacer más de lo que hace. Pero es que en la página siguiente, la 2, da cifras que dan verdadero pavor porque dicen que:

“-1947, 1.000 millones de hambrientos en el mundo.

58 millones de niños europeos, infra alimentados.

165 millones de niños asiáticos, a punto de morir de hambre.

La mitad de la población infantil del mundo muere de hambre antes de cumplir los cinco años de edad.

1964, el 85 por 100 de la población mundial, enferma de hambre.

1966, el 33 por 100 de población norteamericana, desnutrida.

1967, 2.000 millones de hombres murieron de hambre durante este año.

1968, el 30 por 100 de la población de la India está tuberculosa; otro 30 por 100 leprosas; un 35, además de los anteriores, hambrienta.”

Por otra parte, nos aporta “Sinaí” una serie de refranes médicos que nos viene la mar de bien para aumentar nuestra cultura, digamos, general:

“A buen bocado, buen grito.

A hambre de un día, hogaza de tres semanas.

El mal del milano, las alas quebradas y el papo sano.

Leche de cabra; queso de oveja; manteca de vaca.

Al médico, al confesor y al abogado háseles de decir enteramente la verdad y por el cabo.

A quien le duele la muela, que ponga la muela en ella.

Si la locura fuese dolores, en cada casa habría voces.

No me pesa que mi hijo enfermó, sino de la ruin maña que tomó.”

Y es cierto que, a lo mejor, son refranes médicos, pero con franqueza lo decimos, nosotros no somos capaces de entender ni la mitad de ellos…

Digamos que, por ser muy de aquel tiempo, “Sinaí” aporta una entrevista a la viuda de Luther King, el cual había sido asesinado un 4 de abril del año anterior a la salida de este número o, lo que es lo mismo, en 1968. La hace F. Zambonini y dice, por ejemplo:

“-Señora King, ¿es cierto que usted no llora?

-Sí, es cierto. Él me lo enseñó: las lágrimas no nos sirven, me decía, nosotros tenemos la fe, y la verdad está de nuestra parte.

-¿Presentía, pues, desde sus primeros años de lucha que iba a morir?

-Oh, sí; ya desde su primera actuación /…/ Después, cada vez que teníamos un niño me miraba con tristeza: ‘Corrie, me decía, ¿serás capaz de sacar adelante tú sola a estos niños? No puedo garantizarse nada, ya sabes a dónde me llevará lo que estoy haciendo.

-Señora King, ¿cómo es su vida ahora?

-No es vacía ni inútil. Sigo de cerca la lucha iniciada por mi marido. Es para mí un consuelo saber que no estoy sola en mi sufrir; conmigo sienten su pérdida los millones de negros americanos.”

Y ante eso no podemos negar que no son sólo los negros americanos los que sienten la pérdida de Martin Luther King sino toda persona que tenga el corazón donde debe tenerlo un buen cristiano, aquí católico lo sentirá de igual forma y manera.

Sabemos, por otra parte, que siempre aparece en Sinaí un apartado especial referido a la Iglesia, a la Ciencia, etc. Y en el número que hoy traemos aquí el título es síntoma de a quién se refiere: “Sinaí, punto, raya, punto” y es que se refiere a las noticias de la propia revista. Y aparecen algunas como ésta:

“-Mesa redonda, ante todo, de familia con una noticia que, si ya se ha hecho tinta vieja, todavía florece cálidamente incluso, en nuestro corazón; la del amigo que, por su virtud, llega a obispo. Mas que simpatizante o compañero, don Antonio Moreno, desde hace unos meses obispo auxiliar de Sevilla, es de los de cada, albañil espiritual de esas cinco letras que encabezan el nombre de nuestra obra. De su talla o su fuego, su fe o su entusiasmo, están nutridos los fundamentos y el camino de ‘Sinaí’”

Y es que, en verdad, como director había sido don Antonio Montero Moreno de la editorial PPC había echado una mano más que grande en los primeros tiempos de “Sinaí” para que la revista de la Obra de Lolo pudiera seguir adelante. Por eso, por el conocimiento tan grande que tenía del recién nombrado Obispo Auxiliar de Sevilla (el 4 de abril de aquel mismo año, 1969 lo fue para tal labor espiritual) es por lo que tanto se alegra el director de esta revista.

Y, por último, terminamos con el mismo tema con el que empezamos: Gandhi. Y es que dedica la última página de este número de “Sinaí” a quien llama un “Hombre  íntegro, lleno de dulzura, de fortaleza y de amor”.

El caso es que por entonces (octubre de 1969) se cumplían 100 años del nacimiento de quien, en verdad, entendió a la perfección lo que era la paz en el sentido puramente divino. Y es que había nacido un 2 de octubre de 1869 y, como es sabido, asesinado el 30 de enero de 1948 por alguien que, al parecer, no acabó de entender el mensaje de tal líder espiritual.

Pues bien, B.M.H. escribe acerca de la larga marcha de Mohandas K. Gandhi, de la fidelidad familiar que vivió este hombre en el seno de la que fue su familia; de si, acaso, fue Gandhi cristiano pues “amó a Cristo, amó el Evangelio y sus ideas y su vida fueron evangélicas.” Sin embargo, no se convirtió al cristianismo muy a pesar de que su proceder pudiera pasar por el de alguien que ha comprendido muy bien a Jesucristo.

Y, por último, una gran pregunta acerca de si aquel hombre de paz fue, verdaderamente eficaz. Y por respuesta esto: “¿Qué es la eficacia? Dar unidad a un pueblo, conseguir su independencia, formar hombres, dejar una huella indeleble, seguir vivo después de más de veinte años de haber sido asesinado… ¿no es eficacia?”

Pues sí, creemos que, en efecto, fue Gandhi eficaz y más que eficaz.

Y es una forma de acabar, ésta, la mar de buena.

(Continuará)

 

Puedes leer todos los artículos de la serie Lourdes-Sinaí-Lolo en este enlace

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