“Haz, Señor, que comprendamos la sublime fuerza del dolor cristiano. Que conozcamos nuestra vocación y su sentido íntimo”.
¡Cuánto nos dice Lolo estas pocas palabras de la Editorial de este número doble (el 105-106) que corresponde a los meses de marzo y abril de 1970! Y se titula ‘Un enfermo ora’”.
El caso es que el Director de “Sinaí”, a pesar de que el texto pudiera parecer muy pesimista al tratar de la realidad de un enfermo y de separación que entiende quien sufre el mismo del mundo, lo bien cierto es que acaba siendo todo lo contrario.
Sin embargo, lo mismo que seguro le pasaba a Lolo, nuestro amigo se levanta para permanecer bien el alto y a resguardo de desesperanzas y pérdidas de la confianza en Dios porque.
“Todos sonríen, nosotros lloramos; en silencio”,
“Todos trabajan-, nosotros descansamos, forzosamente”,
“Cuando todos esperan, nosotros somos especialistas en la desesperanza”.
Y decimos que se levanta porque siempre hay un rayo de luz del que servirse:
“Recoge, Señor, como un manojo de lirios, en tus manos clavadas, nuestra inutilidad, para que le des una eficacia redentora universal”.
Y es que: “La salvación del mundo la has puesto en nuestras almas.”
Por otra parte, una noticia más que optimista se desliza en la página 3 de este número de “Sinaí”. Y es que, según se nos dice en una columna de título “Los subnormales y la Seguridad Social” algo más que bueno se hizo en aquel tiempo con este tipo de personas en las que la enfermedad es una constante. Y nos dice esto que sigue:
“El Ministerio de Trabajo, por decreto que adscribe este servicio al Instituto Nacional de Previsión, se ha acordado de la existencia de miles de subnormales en toda España, la mayor parte de ellos miembros de modestas familias de trabajadores.
…
El decreto considera subnormales a los menores de dieciocho años, ciegos, con una visión menor de 20/200 en ambos ojos después de la oportuna corrección; a los sordomudos y sordos profundos con una pérdida de la agudeza auditiva de más de 73 decibelios; a quienes padecen pérdida total o casi total de las extremidades superiores o inferiores, o de una extremidad superior y otra inferior, conceptuándose como partes esenciales la mano y el pie; a los tetrapléjicos; a los oligofrénicos con retraso mental tasado en un coeficiente intelectual inferior al 0’50, y a los paralíticos cerebrales.”
Como podemos ver, establecía un amplio espectro de padecimientos los cuales iban a ser beneficiados por el decreto al que ser refiere la columna:
“Para la atención se ha creado el Servicio Social de Asistencia a los Menores Subnormales que podrá ejercer su acción mediante la concesión de una aportación económica de 1.500 pesetas mensuales, para contribuir al sostenimiento de los gastos que la educación, instrucción y recuperación de los menores subnormales origine a las familias que los tengan a su cargo. Podrá también establecer centros para llevar a cabo la educación, instrucción y recuperación de los mismos subnormales”.
Es cierto y verdad que hoy día no se tendría en cuenta tal tipo de lenguaje pero, como es obvio, cada época de la historia tiene su propio desarrollo y ahí ha quedado lo dicho entonces…
Como es de imaginar, este número de “Sinaí” no iba a quedar sin su especial dedicación a la Iglesia bajo el título “Iglesia, Punto, Raya” que tantas buenas noticias ha dado desde que este medio de comunicación propio de la Obra de Lolo salió a la luz pública. Pues bien, hoy nos dice esto:
“Pablo VI ha resaltado la importancia de la participación de la mujer las funciones del apostolado en la Iglesia. /…/ El Papa dice que “no existe esfera de la actividad humana que no pueda ser irradiada del benéfico influjo de la mujer’. Ella debe indicar el justo camino que hay que tomar en estas época de transformación.”
“Una casa grabadora ha anunciado que serán grabados en un disco los discursos más importantes del Papa, pronunciados en el curso de sus ocho viajes.”.
“Chile. El cardenal Silva Enríquez ha desautorizado los bautismos ostentosos que suelen celebrarse en clínicas y hospitales./…/ Hasta los pobres eran prácticamente los únicos que bautizaban a sus hijos en la parroquia, reservándose a los ricos el derecho de hacerlo en privado en clínicas y hospitales.”
Por otra parte, en muchos números de “Sinaí” aparecen noticias referidas a, digamos, inventos o descubrimientos que podían procurar al ser humano un mejor futuro. Y este número vuelve a pasar lo mismo. Así, se nos habla de un “Suero contra el cáncer” que podía ayudar en el tratamiento de tan terrible enfermedad; también de un “Aparato para prolongar la vida” que, al parecer, había sido inventado un ingenio tal que “podía prolongar la vida de los órganos y los tejidos en el animal y en el hombre.” E, incluso, aparece la noticia de la intención que se tenía entonces de hacer uso de la “Basura prensada” como material de construcción “para el futuro”.
Y, por último, no podemos dejar de aportar un suelto escrito por Manuel Lozano Garrido (no otra persona puede ser la que firma M.L.G.) Se titula “La red” y, como no es muy extenso y lo ha escrito quien lo ha escrito, nos gozamos con reproducirlo en su integridad para disfrute de quien esto lea:
“A veces me pregunto cómo debe de verse la Tierra desde el espacio. No he consultado lo que dicen los cosmonautas, pero tal vez no haya mucha diferencia con la perspectiva que, desde aquí, tenemos de Marte, que se ve como una malla, por los canales. Tantas carreteras nuestras, encadenando pueblos digo si no nos deben de dar el aspecto del balón de fútbol que sacan al campo, metido en una red.
Si la humanidad pudiera dar también una figura, ¿qué representaría? No es mala imagen la misma de la red. Frágiles,. Sus hilos, apenas basta la fuerza de unas manos para romper uno a solas, pero todos, en común, soportamos sin resquebrajarnos la terrible potencia de un destino.
La red viviente no puede tener fisuras. O nos trabamos o estamos operando como esos malos trapecistas que evolucionan sobre una malla repleta de agujeros. Un día se va la mano de una vanidad o un orgullo y, si los demás no les esperamos debajo con las vidas enlazadas, el infeliz es hombre al hoyo.
Si el golpe que a mí me viene todos los días me alcanzara sólo, moriría aplastado como una cucaracha, al amanecer. Aquel que da una fatiga, el que no duerme por los demás, el quien sonría en medio de su noche oscura o el que da su palabra, su ideas, su esfuerzo, está nudo de mi red, junto a mí, como un grupo de chicos que se dieran la mano en el corro. Y yo estoy en la lazada de todos los hombres si me anudo con el amor.
Si canalizo mi corazón por la acequia de los demás, ¡qué fuerza al servicio de la envoltura de la vida de los hombres!”
Y no me negarán ustedes que este escrito no es una buena forma de terminar esto. Vaya si lo es.
(Continuará)
Puedes leer todos los artículos de la serie Lourdes-Sinaí-Lolo en este enlace
Entradas relacionadas

Licenciado en Derecho, casado y con dos hijos. Amigo de Lolo y bloguero en defensa de la fe.
Etiquetas: Lourdes-Sinaí-Lolo, Sinaí