En el primer código de Derecho Canónico (de 1917) se hablaba de las diversas instituciones canónicas que podían existir dentro de la Iglesia.  En el cn. 99 se distinguía entre personas físicas y morales. Éstas (las personas morales) podían ser una agrupación de personas o un conjunto o masa de bienes cuya administración se encomendaba a determinadas personas físicas, que formaban su órgano rector o patronato.

Entre estas personas morales se podían incluir, por ejemplo, las Cofradías, que son agrupaciones de personas físicas. También  ‘una obra pía’; el significado de tal término no es tanto ‘una obra piadosa’, consistente principalmente en unos rezos u oraciones (Matiz que no se excluye). Sino que se le añaden a tales rezos y ‘fraternidad’, además, otros fines concretos.

Lolo, al volver de Lourdes (1958), traía una idea muy profunda y largamente pensada.

Él sintió desde muy joven,  de modo intenso, su vocación de periodista; también su juventud se había formado en una época de abundantísimas vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras. Sentía igualmente, cuando se convierte en un enfermo total, su íntima unión con los enfermos; entre ellos crea unos vínculos que Lolo fomenta a través de correo, teléfono e incluso visitas mutuas, en la medida que ello era posible.

Conjuga –al volver de Lourdes- esos elementos: Misioneros, periodistas, enfermos y monasterios de clausura, ¡Y –en el andén del tren en Atocha-, volviendo de Lourdes, de donde se trajo los nombres de los primeros enfermos integrantes de esta OBRA PÍA, Sinaí!, recordando la escena del Éxodo: ‘Mientras Moisés tenía levantados los brazos vencía Israel’ (Ex. 17,11).

Nació SINAÍ, OBRA PÍA, de oración y sacrificio por los periodistas. Recomiendo la lectura y reflexión sobre los siguientes artículos de Lolo:

El Obispo de Jaén D. Félix Romero Mengíbar erigió canónicamente tal Obra pía el día 7 de octubre del 1968, conmemoración de Ntra. Sra. del Rosario. Hoy son más de 600 monjas de clausura y en torno a cada uno de estos 52 monasterios, hay algunos enfermos, que cada día rezan por esa fuerza grande -por su influencia en la sociedad- que son los comunicadores, periodistas de radio, prensa, TV, y otra ingente cantidad de ellos en las diversas redes sociales.

Esta fue la OBRA PÍA en la que Lolo intuye la fuerza de la oración y del dolor ofreciéndolos por los periodistas y comunicadores.

Con razón, cuando en el Concilio Vaticano II se discutía el documento sobre los Medios de Comunicación, Lolo gozaba y ‘saltaba’ de alegría en su quietud permanente del sillón de ruedas.

Compartir:
Accesibilidad